Después de la oscuridad
en noches de cuarentena
por un virus que cual
hiena
ataca a la humanidad
florecerá la hermandad
en la mente y corazón
de gente con la ilusión
de cambiar el
pensamiento
con cristiano
sentimiento
y con luz de la razón.
Llegará una clara
aurora
con luces de evolución
que hará la
transformación
en la conciencia humana
que sentía muy lejana
la fuerza de
integración,
de la concordia y la
unión
por primar el egoísmo
y también el populismo
bajo sombras de pasión.
Con luz de grandioso
día
vendrá nueva humanidad
con antorchas de
humildad
para guiar día tras día
a quien sigue en la
porfía
de hacerle culto al
dinero
sin pensar que el
pordiosero
tiene derecho a vivir
y dejar de más
sufrir
en indigno estercolero.
Esa nueva humanidad
tendrá que cambiar
primero
en el universo entero
la propia mentalidad
sin vientos de la
maldad
dejando la destrucción
y la contaminación
que dañan el medio
ambiente
para que viva la gente
sin gran preocupación.
Esa nueva humanidad
la conformaremos todos
con brisas de buenos modos
de vivir en
sociedad,
con luces de libertad
sin yugos y sin cadenas
sin fe en las cosas
terrenas
que gestan el egoísmo
la vanidad y el autismo
que impiden las obras buenas.
Esa nueva humanidad
la tendrán los
gobernantes
y también los
aspirantes
al dirigir las naciones
sin crear más
divisiones
con falacias y promesas
que van formando
represas
de general descontento
con un turbio
sentimiento
que rompe sus
fortalezas.
Lo anterior es un gran
sueño
de un corajudo poeta
que trabaja como asceta
con ilusión, con empeño
por ver un mundo
risueño
sin tristezas ignoradas
y con noches sosegadas
donde amanezca la paz
corriendo sin antifaz
dejando angustias
pasadas.
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