En
medio de la tristeza
y
por pandemia dolor
renace en mí
gran amor
por
grata naturaleza
que
mi Dios con su grandeza
nos
dio para convivir
y
jamás para destruir
como
procedió hasta ahora
la
mucha gente que llora
por
ver al mundo sufrir.
Amor
con los animales
que
tomamos prisioneros
o
vendemos por dineros
en
lugares comerciales
sin
los recatos mentales
de
que son seres vivientes
que
necesitan ambientes
donde
se puedan mover
y
tengan de que comer
sin
el miedo a indolentes.
Amor
al aire más puro
que
nos llega a los pulmones
sin
costo, sin restricciones,
con
lumbre y en tiempo oscuro
sin
temor que en el futuro
no
lo podamos pagar
para
poder respirar
en
medio de tribulaciones
y
grandes lamentaciones
por
no saberlo apreciar.
Amor
a la libertad
de
todos los movimientos
y
de comer alimentos
con
la propia voluntad
sintiendo felicidad
con
lo que está en el entorno
sin
temor al cruel trastorno
que puedan ocasionar
los
favores por pagar
o
las deudas por soborno.
Amor
por los semejantes
incluyendo
la familia
por
ser primera que auxilia
con
amigos importantes
en
angustiosos instantes
del
destino o de la suerte
donde
el tiempo los convierte
en
verdaderos hermanos
con
sentimientos humanos
hasta
en horas de la muerte.
Amor
a luna y a estrellas
que
alumbran noches extrañas,
amor
a verdes montañas
que
sobresalen por bellas
como
si fueran doncellas
que
mimadas por el sol
se coronan de arrebol
en
las tardes de sosiego
como
en lugar palaciego
bajo
lumbre de un farol.
Después
de la cruel pandemia
un gran cambio ha de venir
en
forma de convivir
y
enseñanza en la academia
dejando
atrás la blasfemia
y
costumbres de gastar
sin
jamás pensar en dar
al
que más lo necesita
por
la pobreza maldita
de
quien no va a trabajar.
Cambio
en mente y corazón
de
todos los habitantes
para
no seguir como antes
en
medio de corrupción
y gran contaminación
de
los ríos y en ciudades
mientras
hay necesidades
en
pueblo que por paciones
vende
su alma en votaciones
con
turbias finalidades.
En
las casas confinados
cambiemos
ya las amarras
como
el águila sus garras
y
picos avejentados
para
lograr resultados
con
visión de gran altura
en
medio de la espesura
de
los bosques de indolentes
que
seguirán inconscientes
con contagio y con basura.
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