Bajemos al infierno del humano dolor;
allí residen áspides que se enroscan y gestean…
Julio Flórez
Se arruga el corazón de gran tristeza
cuando baten las manos sin aliento
los mendigos que ahoga la pobreza
en fangos de dolor y sufrimiento.
Ellos muestran espinas de injusticia
de un sistema voraz e indiferente
que acepta la crueldad de la codicia
en medio de penurias de la gente.
Ellos muestran sus sueños mutilados
por olvido, por hambre e indolencia
ante la incomprensión de acomodados
que gozan bienestar en opulencia.
Ellos ven arrastrar a los reptiles
en cloacas por dinero adulando
a quienes manejan negocios viles
del tráfico inmoral y el contrabando.
¿Cuándo tendrá el poder un gobernante
que atienda con piedad al desplazado,
al anciano, al lisiado, al mendicante,
a meretriz y al niño abandonado?
19 de diciembre de 2004
No hay comentarios:
Publicar un comentario