domingo, 27 de febrero de 2011

NOCHE DE BRUJAS

El poeta no solamente debe cantarles a las

estrellas cuando se está ahogando la humanidad

en mares de sufrimiento.

Hecocu


Por Héctor José Corredor Cuervo



En noche, con dolor humedecida,

van enjambres de chicos inocentes

mendigando dulzura a indolentes

para vivir en paz sin homicida.

Tras disfraces de múltiples colores

ellos ocultan espanto y terror

que sienten por la acción del malhechor

el que asecha detrás de bastidores.

Ellos llenan el aire de alegría

en cielo ennegrecido por violencia

y le piden a Dios sólo clemencia

para el niño que sufre de agonía.

Ellos tienen valor de golondrinas

que tejieron su vuelo a lontananza

y llevan en el alma la esperanza

de no ver mutilados por las minas.

¿Por qué quienes actúan disfrazados,

como sombras o brujas sin conciencia,

no cavilan con tino y con sapiencia

para cubrir al gamín desarrapado?

¿Por qué no damos mano generosa

al mendigo que sufre día a día

y enfrentamos con fe y con gallardía

el espanto de una horda peligrosa?

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